miércoles, 21 de agosto de 2013

Morderse la uñas, un impulso irrefrenable

Mientras que para muchas personas – mujeres, pero cada vez más hombres - la manicura no deja de ser un acto de coquetería, para otras el mero hecho de dejar las uñas al descubierto en público se convierte en una humillación. Son quienes padecen onicofagia, la pulsión irrefrenable de morderse las uñas.

Al día de hoy se sabe que no se trata de una enfermedad mental, sino de un comportamiento patológico que como tal quedará incluido en la lista de trastornos obsesivo-compulsivos en la edición de 2013 del Manual de Diagnóstico y Estadísticas de la Asociación Americana de Psiquiatría. Es decir, podrá obtener una atención científica, psiquiátrica y hasta farmacológica que hasta ahora no tiene. Tal vez, porque, a primera vista, no tiene los efectos devastadores de otras conductas compulsivas como la dermatilomanía (rascarse la piel de manera incontrolada hasta causarse heridas sangrantes) o la tricolitomanía (retorcerse mechones de cabello hasta arrancarlo). Sin embargo, puede amargar la existencia a quien la padece y se ve incapaz de controlar un comportamiento habitual en la infancia pero que, con los años, va remitiendo. Y es normal que lo agobien con frases del tipo “Fulanito, deja ya de morderte las uñas”. Como si fuera fácil…

Comportamiento

La onicofagia, o la pulsión irrefrenable de morderse las uñas, se ha establecido que no se trata de una enfermedad mental, sino de un comportamiento patológico que como tal quedará incluido en la lista de trastornos obsesivo-compulsivos en la edición de 2013 del Manual de Diagnóstico y Estadísticas de la Asociación Americana de Psiquiatría.

A partir de lo cual se podrá obtener una atención científica, psiquiátrica y hasta farmacológica que hasta ahora no tiene.

Riesgos

Morderse la uñas se utiliza como una de las típicas conductas que sirven para calmarse cuando una persona está tensa, frustrada o está experimentando cualquier emoción negativa.

Especialistas indican que morderse las uñas aumenta el riesgo de resfriados y otras enfermedades al acercar los gérmenes de los dedos y las uñas a la boca. En los casos más severos la terapia con un psicólogo puede ser reconfortante y encarrilar el camino hacia la superación de este trastorno. Evitar el aburrimiento, tener siempre algo en las manos para mantenerlas entretenidas o incluso mascar chicle suelen ser algunas de las pautas recomendadas por los profesionales para evitar acabar mordiéndose las uñas.

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