jueves, 28 de noviembre de 2013

Fragancias que trascienden en el tiempo

Se dice que el perfume nació en estrecha relación con la religión, empleado como purificante del alma y también como ofrenda a los dioses. El incienso, que se lleva utilizando hace 5.000 años, se empleaba en las ceremonias religiosas y, al igual que hoy en día, se despedía a los muertos con flores.

En la mayoría de los casos era el sacerdote el encargado de mezclar los aromas en las proporciones adecuadas. Prueba de su uso en rituales lo tenemos en los relieves egipcios y en la artesanía griega y romana. Desde la India se importaban hacia Egipto, Grecia y Roma grandes cantidades de sustancias aromáticas que eran muy valoradas, como las especias y el sándalo.

Las fragancias pasaron de Oriente a Egipto, donde, los que disponían de agua vertían una pequeña cantidad en los baños, y al salir de ellos se untaban el cuerpo con más de veinte aceites diferentes, creyendo así, estar más cerca de los dioses.

De Egipto pasaron a Grecia. Los gimnasios griegos contaban con una parte para el aseo personal, y allí se podían encontrar infinidad de productos fragantes de diferentes formas y colores: talcos que aplicaban en su piel, aceites, resinas mezcladas. Incluso fueron los primeros en comercializar estas sustancias en los mercados, naturalmente, entre un público muy selecto. Pero fueron los romanos los que, ocupados por un aseo personal diario, lanzaron el consumo de los perfumes a todos los escalones de la sociedad.

La perfumería también se encuentra desde la antigüedad asociada a la ciencia médica. En Grecia, Hipócrates, padre de la medicina, utilizaba pequeños concentrados de perfume para combatir ciertas enfermedades. La capacidad curativa de las plantas o aromaterapia tiene su origen en la nación greca, aunque posteriormente, en la Edad Media , los perfumes se siguieran utilizando para luchar contra las epidemias y como desinfectantes, por ejemplo en la peste que azotó Londres a mediados del s. XVII.

Paradójicamente con la llegada del Cristianismo y sus mensajes de humildad y pudor, el uso del perfume por parte de las mujeres (mayores consumidoras de perfume a lo largo de la historia) cayó en desuso. Esto, junto con la caída del Imperio Romano, marcaron un periodo de declive del desarrollo general (principalmente cultural) en occidente.

Fue de nuevo la civilización árabe la que comenzó a experimentar con perfumes tras la aparición de una nueva ciencia, la alquimia, la cual, aplicada a esta materia, pretendía arrebatar las propiedades a las plantas, extrayendo así su quintaesencia. De esta forma, la planta seleccionada era destilada infinidad de veces hasta que sus cualidades pasaban a otro estado.

Con la llegada de los árabes a España la perfumería se extendió al resto de Europa. Los países mediterráneos contaban con el clima adecuado para el cultivo de flores y plantas aromáticas, principalmente el jazmín, la lavanda y el limón, por lo que las costas de España, Francia e Italia se vieron de repente rodeadas de plantaciones cuyos frutos eran aprovechados por los árabes, haciendo del perfume la principal herramienta de su comercio.

Por oriente, el perfume es introducido en Japón a través de China, que ya contaba en el s. VI con grandes artesanos de la jardinería natural que destinaban parte de sus cosechas al prensado de pétalos para la fabricación de perfumes. En este país se le concede al perfume un gran poder, y el sentido del olfato, siempre desplazado frente a los otros cuatro, es colocado en la posición que le corresponde. Aunque en la Edad Media la utilización del perfume quedara relegada gracias a la iglesia, si se siguió usando entre las clases sociales más favorecidas. Como la higiene personal dejaba mucho que desear, las mujeres se perfumaban con fuertes y persistentes aromas, como el ámbar, que alejaban, aparentemente, el mal olor. En los castillos se aromatizaban algunas estancias, naciendo así el primer ambientador de la historia.

Hemos dicho que utilizaban como base de sus perfumes los aceites y las grasas. Los aceites más comúnmente utilizados eran:

- Moringa

- Balanos

- Ricino (mal llamado castor)

- Lino (linaza)

- Sésamo

- Alazor (cártamo)

- Almendra

- Oliva verde

En cuanto a las grasas, puede decirse que se usaba casi exclusivamente la de buey, aunque también usaban otras como la de oca o la de gato, esta última para preparados de uso doméstico que al parecer tenían la cualidad de mantener alejados a los roedores. Los aromas que mezclaban para obtener sus perfumes eran bien procedentes de flores y hierbas, bien gomas y resinas, bien astillas de maderas olorosas o semillas secas. Sus plantas aromáticas preferidas eran:

- Aspalato

- Yerbaluisa

- Cardamomo

- Canela

- Casia o falsa canela

- Junco

- Eneldo

- Henna

- Iris

- Enebro

- Lirio

- Loto

- Mejorana u orégano

- Menta

- Piñones

- Azafrán

- Nardo

- Andropogón

- Acoro aromático

- Y en época grecorromana, la rosa

Para sacar todo el aroma de los pétalos y hojas de estas plantas, tenían diversas técnicas de extracción. Pero el verdadero reto estribaba en capturar las fragancias así extraídas.

TIPOS DE PERFUME:

Según sus ingredientes se conocen siete grandes grupos:

Hérpérides: cítricos (naranjas, bergamotas, limones y pomelos).

Florales: flores (rosa, jazmín, violetas, narcisos, muguete).

Fougere: lavandas, maderas, comino, bergamota, musgo de encina.

Chipre: musgo de encina, jara-láudano, pachuli y bergamota.

Maderizados: sándalo, pachuli, cedro, lavanda, pino, cítrico.

Orientales: vainilla, jara-láudano y animales.

Cueros: madera quemada, tabaco y cuero.

OLORES QUE DESPIERTAN RECUERDOS

Se dice que un olor despierta recuerdos, hay aromas que nos trasladan a momentos y lugares específicos, como todo un viaje en el tiempo . La delicadeza de una fragancia es capaz de traducir un sentimiento o idea y convertirse en una identidad.

Muchas son las casas de moda que han creado sus propias esencias, sin embargo, son solo algunas las que han trascendido a través de los años como iconos de referencia. Desde el legendario Chanel No. 5 que conquistó con sólo una gota el sueño de Marilyn Monroe,, al delicado Shalimar de Guerlain, favorito de Frida Kahlo, hasta el eterno ‘Miss Dior‘, el cual protagoniza hoy una exhibición en París, que cuenta la historia del revolucionario pionero del ‘New Look’.

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