lunes, 30 de septiembre de 2013

A qué edad se deben usar los frenillos

El tener que usar frenillos, para enderezar los dientes o corregir la mordida, no es una decisión que a los niños les entusiasme. Ante este problema muchos padres no saben cuál es la edad ideal para empezar un tratamiento de ortodoncia, y dejar pasar demasiado tiempo sería un grave error. En este sentido, la Asociación Americana de Ortodoncistas recomienda que los niños consulten al especialista a partir de los 7 años para evaluar cuándo deben usar o si no es necesario. Asimismo, indican que la edad ideal para usar frenillos es entre los 10 y 14 años, edad en la que los niños ya tienen dientes permanentes.

Esperar el recambio de dientes. El ortodoncista Guillermo Flores, indica que lo ideal es esperar el recambio completo de los dientes. Cuando recién están cambiando, estos se deben acomodar. Claro que no asegura que no usará ortodoncia más adelante, pero hay que dejar que se acomoden y esto sucede por el empuje de la lengua y la contención de los labios, es un fenómeno natural, explicó.

Tipos de frenillos. Existen diversos tipos de frenillos. El ortodoncista explica que los más comunes son los aparatos de ortodoncia fijos, vale decir, aquellos que van pegados en los dientes -los llamados brackets- y que van unidos por un arco. Existen también los aparatos de ortodoncia removibles. “Los dos cumplen funciones parecidas, cual es mover dientes, siendo los aparatos fijos más eficientes en este aspecto”. Los frenillos fijos son cada vez más modernos y eficientes. Hoy tienen una superficie más pequeña y pulida, por lo que el roce con los labios es menor”, agrega. Además, hay frenillos cerámicos, más discretos, aunque el tratamiento puede tener un valor levemente superior.

Causas a prevenir. Cada vez más niños sufren deformaciones y defectos en los dientes. La causa es que los padres sin darse cuenta cometen graves errores cuando estos son muy pequeños como dejar que se chupen el dedo o dejar que se duerman tomando el biberón. Estos errores traen como consecuencia que las piezas dentales crezcan apiñadas, separadas, etc.

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